Si has tenido un maestro así, disfruta leyendo
Querido maestro:
Por una vida entera dedicada a su profesión, que más que trabajo es vocación.
Por enseñarme a ver todos los colores del arco iris y todos los claroscuros de la vida.
Por darme alas para volar en libertad por la senda de la educación y la cultura.
Por lograr sacarme una sonrisa cuando no era mi mejor día y un gesto de compañerismo hacia los demás.
Por transmitir entusiasmo, compromiso e ilusión por todo aquello que enseñaba.
Por acompañarnos cuando era necesario para soltarnos la mano cuando nos íbamos haciendo mayores.
Por enseñarme a decir gracias y ayudarme a perdonar y afrontar los problemas de la vida.
Por derrochar conocimiento y sabiduría ante mis ojos inquietos y hacerme sentir con el mejor maestro del mundo.
Por darme palabras de aliento cuando me flaqueaban las fuerzas.
Por apoyar, que no sustituir, a mis padres en la complicada labor de la educación.
Por tener autoridad y prestigio como persona sin dejar de ser humano.
Por ayudarme a entender que cuando uno cae siempre tiene que levantarse para seguir intentándolo.
Por ser severo y exigente cuando no daba lo mejor de mí.
Por hacerme creer que los sueños existen y que están ahí para que, con el esfuerzo y la perseverancia los pueda alcanzar.
Por tantas y tantas cosas del día a día, de cada clase, de cada palabra, de cada momento que he tenido el honor de compartir junto a usted.
Por todo ello, GRACIAS maestro.